Pequeños

lunes, 19 de diciembre de 2011

Puede que sea cobarde, pero es lo que haré.

Siempre he sabido cuándo era el momento de lanzarme, de divertirme, de preocuparme, o de enamorarme. Siempre he tenido muy claro lo que hacía, hasta el punto en el que la gente me decía lo centrada que me veían. Pero eso es como todo, temporal, no se puede cambiar aunque quieras. Es algo que forma parte de todos, un cambio, bueno o malo. Hasta que de repente llega alguien y te hace ver las cosas desde otro punto de vista. Y es ahí cuando te das cuenta de que no lo tenías todo tan controlado como pensabas..  Todos dicen que la vida sigue pase lo que pase. Es cierto, la vida sigue, pero no es fácil seguir cuando notas que te caes y nadie está ahí para echarte una mano. Que todos aquellos que pensaste que eran todo para ti, te han fallado y ahora no están contigo. Que toda palabra cariñosa hacia ti fue una mentira más. No es fácil querer levantarse por la mañana y seguir como si nada, actuando exactamente como el puto día pasado, y como no es fácil decides quedarte acostada, sin levantarte, sin comer, sin vivir. Y sí, se que suena cobarde, pero si no tengo ganas de vivir, ¿qué le hago?, es como cuando tienes sed o hambre, si tienes ganas bebes o comes, si no tienes ganas pues no lo haces, pues a mi me pasa igual. Puede que no sea la mejor solución, pero de momento es la que voy a utilizar. 

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