Pequeños

jueves, 22 de diciembre de 2011

En fin.

Y se volvió ha hacer la misma pregunta, y como no, no obtuvo respuesta. No se sorprende, puesto que para ella siempre es igual. Lo triste es eso, que sea ya algo común. No dejan de sucederle siempre las mismas putas cosas que se acaba por aconstumbrar. Lo peor de todo es que no puede hacer absolutamente nada para evitarlo. La vida le ha venido así, e intenta sostenerla. Ya no era la misma que hace unos años. La chica que se comía el mundo día a día y no le importaban la opinión de los demás. La chica que tenía todo lo necesario para ser feliz. Lo mínimo que necesitaría ahora sería un apoyo, alguien capaz de escucharle sin juzgar. ¿Que donde está?, simplemente no está. Hoy la historia se le ha vuelto a repetir, pero como he dicho antes, ya está acostumbrada. Sigue persiguiendo ese sueño imposible, ese que le hace tanto daño día a día. El culpable de todas sus lágrimas y tristezas. Quiere dejar atrás todo eso, pero no puede. Una vez más se siente perdida, sin saber qué hacer. No sabe como explicarlo, desea con todo mi corazón olvidarlo todo, pero al mismo tiempo ese corazón está demasiado ciego para ver la realidad. Sólo quiere ser feliz y disfrutar de las pequeñas que la vida nos da. El mundo se le cayó encima, y no tiene ninguna razón por la cual seguir. No tiene ganas de nada y lo único que quiere es desaparecer.. sólo espera que todo cambie y que las cosas se pongan en su lugar. No sabe cuando, pero ella lo tiene claro. Es la hora de ponerse en pié y gritar alto y si no le hace caso, no vendrían mal unas cuantas hostias demás.
-Cerró su diario, e inevitablemente no pudo evitar soltar una lágrima.


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