Pequeños

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sí.

Cogió su móvil y sus cascos, puso la canción más alegre que tenía. Sinceramente no se sentía nada bien, y la cambió. Creía que se podía alegrar por un momento y dejar todo aquello atrás, pero realmente no le sirvió de nada. Sus manos se movían solas y casi sin darse cuenta puso esa canción, la peor de toda la lista. No podía contener aquellas lágrimas ni tampoco podía ocultar su tristeza. En su interior contenía un montón de rabia e inseguridad. Quería pero no podía. Deseaba con todas sus fuerzas estar bien, estaba demasiado harta de estar siempre mal por pequeñas tonterías que formaban la gran montaña. Lo peor de todo que eran cosas demasiadas absurdas como para contarlas, pero que poco a poco hacían mucho daño. Hoy en día ya no sabe que hacer, la única salida sería desaparecer puesto que no habrá nadie que la pueda echar de menos. Pero por otra parte le duele dejar atrás todos esos momentos vividos, aquellas tardes, amigos, sorpresas, ilusiones, risas, fiestas, navidades, cumpleaños y aquellas maravillosas vacaciones. Tiene miedo comenzar una vida de nuevo para que luego le vuelva a pasar lo mismo. Tiene miedo de caer y que al otro lado no haya nadie para recogerla. Que vuelva a pasar desapercibida. Que sea un cero a la izquierda. Son tantas cosas, que hoy en día, no tienen solución. Pero ella, es capaz de todo por volver a ser quien era antes, va a volver a sonreír una vez más, pronto.

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